Caminando sobre el mar

Domingo XIX del Tiempo Ordinario

Primera lectura: 1 Reyes 19, 9a. 11-13ª:

            Permanece de pie en el monte ante el Señor.

Salmo 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación. Segunda Lectura: Carta a los romanos 9, 1-5:

            Desearía ser un proscrito por el bien de mis hermanos.

    EVANGELIO

            Mateo 14, 22-33.Mándame ir a ti sobre el agua.

Nota: Si prefieres oír el texto del comentario que sigue, haz click aquí.

13 de agosto de 2023

Mar de Galilea o Lago de Tiberiades.

Caída la tarde, seguía allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, maltratada por las olas, porque llevaba viento contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, vién­dolo andar sobre el mar se asustaron diciendo que era un fantasma, y daban gritos de miedo.

Jesús les habló enseguida: -¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: -Señor, si eres tú, mándame llegar hasta ti andando sobre el agua.

Él le dijo: -Ven.

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua para llegar hasta Jesús; pero al sentir la fuerza del viento le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -¡Sálvame, Señor! Jesús extendió en seguida la mano, lo agarró y le dijo: -¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?

En cuanto subieron a la barca cesó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo:-Realmente eres Hijo de Dios.

Un mundo líquido

“Pedro, al sentir la fuerza del viento le entró miedo, empezó a hundirse”. Hoy caminamos por la vida con esta sensación de miedo. Parece como si no existiera la tierra firme sobre la que posar los pies. Casi todo bajo ellos es arena movediza, mar fiero que abre sus fauces para devorarnos. El mundo se ha vuelto líquido, como decía Bauman: se nos escapa por todos lados, no lo podemos asir. El ser humano, a fuerza de sentirse inseguro, trata en cada momento de agarrarse a la tabla que las olas le arrojan, con la ilusión de llegar a la anhelada seguridad de sus sueños y pesadillas.

El fantasma de la guerra

En el inconsciente humano existe el fantasma de una guerra nuclear monstruosa, avivada por la amenaza ya repetida varias veces (¡ojalá que quede en solo eso) por el presidente Putin, con ocasión de la invasión militar o guerra –que no conflicto militar- de Ucrania. Los arsenales nucleares están en alerta. El desastre, de hacerse realidad,  da escalofríos nada más pensarlo, pues el mundo encontraría su final.

Los silos de cereales y trigo, alimento básico para muchos países pobres, están siendo bombardeados, y los que no, encuentran mucha dificultad para salir de los puertos de Ucrania.

A escala mundial y nacional

La economía mundial baila a son de gas y petróleo, partitura musical de vaivenes a modo de vals, que sube y baja asfixiando las economías más débiles con el recibo de la luz y la gasolina, la subida de las hipotecas y de la cesta de la compra.

A escala nacional, el fantasma del paro –especialmente de jóvenes menores de 25 años -casi un 27%,  repartido a partes iguales entre hombres y mujeres- nos asedia, aunque va bajando en España. La familia tradicional se tambalea agitada por  nuevos modelos de familia, no siempre aceptados por la Iglesia o la sociedad; la “intocable” indisolubilidad del matrimonio se ve debilitada en la práctica con innumerables divorcios en los que queda probada una falla seria de convivencia: -9.498 personas se divorciaron en los tres primeros meses de 2022-; la barrera generacional entre padres e hijos continúa; la sociedad de consumo incita a más y más consumir para tirar antes de gastar, por imperativo de la moda temporera en un mundo, cuyos recursos no son ya infinitos.

En una palabra, nuestro mundo ha dejado de ser tierra firme. Se ha vuelto líquido, inseguro, inestable, de modo que cada vez tenemos más la sensación de movernos en arenas movedizas. Caminamos sobre el mar: ¿Sin hundirnos? ¿Por cuánto tiempo aún?

¿La Iglesia a la deriva?

También en la Iglesia se vive esta sensación. Dentro de ella están presentes corrientes ideológicas tan distintas y distantes que se podría decir que remiten a un Jesús interpretado de modo tan diferente que parece que no sea el mismo en cada caso. Hay teologías-ideologías para todos los gustos: popular y de liberación (esta, asediada en los últimos tiempos), conservadora -de quienes quieren una iglesia que mire al pasado- o renovadora -de quienes creen que tiene que abrirse al futuro, como condición para sobrevivir. Incluso la parroquia, esa secular estructura, sólida hasta hace no muchos años, se resquebraja, haciendo aguas, como barca rota, por todos sitios.

Los cristianos andan desconcertados: ¿A qué voz seguir, con tantos y tan diferentes pastores? Se ha perdido aquella añorada uniformidad de antaño, basada en la obediencia ciega a los superiores (“¿portavoces de Díos?”). La barca de Pedro, mejor, de Jesús, único timonel de la nave de la Iglesia, que impulsa el Espíritu, se siente amenazada por las olas. El Evangelio del Nazareno parece tierra firme, pero lejano de la realidad. ¿Cómo implantarlo en este mar de egoísmo e insolidaridad, de injusticia y división, de guerra y luchas fratricidas, de diferencias sociales hasta la saciedad, que parecen ahogar su semilla, afianzándose, por el contrario, cada vez más el ansia de poder, de prestigio y de dinero, verdadera tríada de dioses que rige nuestro mundo?

El verdadero milagro

Siempre me ha llamado la atención aquella escena en la que Pedro se arrojó al mar para caminar sobre él, como su Maestro. Sólo uno de entre doce se tiró al agua. ¡Qué iluso! Y no se lanzó precisamente para nadar, sino para caminar sobre ella.

Con todo lo que se quiera desprestigiar a este Pedro -mote que significa “piedra, cabeza dura”- me merece todos mis respetos. Pues el verdadero milagro no es que un hombre camine por el mar -imagen poética que expresa la naturaleza divina de Jesús-, sino que haya quien sueñe todavía en el mar como si se tratara de tierra firme.

Tampoco Pedro lo consiguió del todo y comenzó a hundirse. Y no se ahogó, porque sintió la mano de Jesús que lo agarró y el susurro de un reproche a flor de labios: “¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”

Poca fe. Este es el problema.

Para hacer un mundo nuevo hace falta más fe, mucha fe, o lo que es igual, una gran adhesión al mensaje del evangelio en la vida de cada día, mucho poder creativo, más ilusión y ensueño. Y luchar contra el cansancio y la desilusión que puede llevarnos a tirar la toalla y dejar la barca al vaivén de las olas.

Cansancio y desilusión

El Papa Francisco ha descrito bien la situación actual en la homilía que dirigió a la jerarquía y al clero en el Monasterio de los Jerónimos de Belem (Lisboa) el 2 de Agosto pasado:

“A veces, en nuestro camino eclesial, podemos experimentar un cansancio similar. Cansancio. Alguien decía: “Temo al cansancio de los buenos”. Un cansancio cuando nos parece que entre las manos sólo tenemos redes vacías.

Cansancio. Es un sentimiento bastante difundido en los países de antigua tradición cristiana, afectados por muchos cambios sociales y culturales, y cada vez más marcados por el secularismo, por la indiferencia hacia Dios y por un creciente distanciamiento de la práctica de la fe. Y aquí está el peligro: que entra la mundanidad.

Y esto a menudo se acentúa por la desilusión o la rabia que algunos alimentan en relación a la Iglesia, en algunos casos por nuestro mal testimonio y por los escándalos que han desfigurado su rostro, y que llaman a una purificación humilde, constante, partiendo del grito de dolor de las víctimas, que siempre han de ser acogidas y escuchadas.

Pero, cuando uno se siente desanimado —y cada uno de vosotros piense en qué momento ha sentido el desánimo—, el riesgo es bajar de la barca y quedar atrapado en las redes de la resignación y del pesimismo. En cambio, confiemos en que Jesús continúe tendiéndonos la mano para caminar por el mar, que sin él, como Pedro, nos hundimos…

***

2 de Agosto de 2023: Homilía de Francisco en el Monasterio de los Jerónimos de Belem (Lisboa):

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-08/papa-portugal-homilia-visperas-clero-lisboa.html


Posted

in

,

by

Tags:

Comments

Leave a Reply

Blog at WordPress.com.

%d bloggers like this: